
Por: NINGUNEADO
LAS OPINIONES EXPRESADAS POR LOS COLABORADORES SON PROPIAS Y NO LA OPINIÓN DE KANDIRE
6 de agosto, irónico nombre para la calle que recorría en medio del más absoluto silencio, impensable para esa hora, para ese día. Ni una sola persona, ni un solo auto… de pronto se escucha el único medio de transporte que cruza hiriendo el cielo: Una nave de la FAB en vuelo errante.
A pesar de las luminarias se sentía la más oscura noche, se sentía como el peso de toneladas de tristezas te aprisionaban en la pesadumbre. Las tristezas de la gente humilde… quizás millones de ellos, llorando en público, llorando en silencio, llorando mientras trataban de seguir luchando en su bajada heróica de El Alto. Lloraba la señora que en santa cruz era preguntada del porque de su tristeza, una señora de pollera que vende pipocas y que su historia fue viralizada en grupos de whatsapp que supuestamente se solidarizaban con ella diciendo que hay que respetarla y no discriminarla…. Claro! Pensé, mientras sea una vendedora de pipocas debe ser respetada, pero si osa ser ministra o presidente debe ser odiada no ve?
Pasó la segunda aeronave con su ruido amenazante y de pronto la “gente bien” de la zona rompió el silencio en aplausos y vítores, así como lo había hecho en varias noches con sus relucientes cacerolas que durante los días previos del golpe hacían sonar a las 9 de la noche con un bullicio alharaco y odioso. Tantas noches que nos quebraron la paz con sus gritos amenazantes y con los insultos…su única consigna y visión política era “Evo de nuevo: Huevo carajo” grosera y artera.
Ahí estaba la zona sur rompiendo el silencio para aplaudir la militarización de las calles. Salieron de sus lujosas cuevas para ovacionar a sus salvadores, los uniformados que pocos días atrás maldecían y burlaban porque supuestamente estaban al lado del pueblo… de pronto olvidaron esas críticas y les decían ¡Bravo! Porque estaban protegiendo las costosas propiedades privadas de la zona. Militares y policías para barrios que cuentan guardias de seguridad, cámaras de vigilancia y complejos sistemas de seguridad.
Rompieron el silencio en el que se refugiaban durante los días posteriores al adiós de Evo Morales, donde el miedo se apoderó de ellos. Los indios cobrarán venganza decían. Se les acabó la valentía light de sus cacerolitas nuevas, de sus capas de Superman pintadas de bandera boliviana, de sus estribillos llenos de odio que altisonantes coreaban recorriendo por las calles detrás de sus blancas pieles vestidas con ropa de marca. De pronto se callaron y su supuesta valentía fue a refugiarse a sus cuevas…. Ya no había motivo para estar en las calles, porque las calles eran de miedo, además no había transporte porque se paró el teleférico, con una parálisis tan triste… ver esas cabinas detenidas y colgando de los cables inertes era el símbolo del proceso detenido… tan hermoso, tan lleno de esperanzas de modernidad, de inclusión, de progreso que se detiene de pronto. Se paró el teleférico y sus cabinas se vaciaron de las risas y las amenas conversaciones que allí se desarrollaban. Se paró el teleférico que unía pacíficamente esas dos ciudades que ahora vuelven a estar enfrentadas: La Paz y El alto. Se paró esa hermosa unidad mancomunada donde unos nos apoyábamos en otros recíprocamente… con los obreros que bajan masivamente para con su mano de obra enriquecer al amo con la plusvalía del trabajo de los Quispe o Mamani…. Se paraba ese flujo comercial de los que venden y de los que compran… se paraba y se silenciaba esa unidad soñada, por que ahora el alteño es otra vez la amenaza, es otra vez el indio maldito que osa protestar por que le robaron todo.
Le robaron su voto, le robaron su esperanza, le robaron a su mejor amigo que era el único político sincero que de corazón repartía abrazos y besos entre esa gente hermosa y humilde. El único que en años y años de esta pobre patria había devuelto la dignidad e identidad. “Ya no escuchamos más el ‘Bolivia se nos muere´, ya no más ´pueblo enfermo´ decía con orgullo en sus discursos que resaltaban que nuestro país era primero en crecimiento económico en toda la región, nuestro país era orgullo internacional con su modelo económico y productivo, con una estabilidad de más de diez años, con seguridad, con amor, con la esperanza de la agenda 2025, con la esperanza de la industrialización de nuestros recursos naturales.
Por eso El Alto volvió a rebelarse, volvió a ser la referencia y la luz y su rebelión se volvió peligrosa, porque como en toda revolución y empute popular fueron violentos, tomaron edificios, incendiaron comisarías policiales con una furia descontrolada. Como no tener rabia carajo!! Se sintieron traicionados por el verde olivo que años atrás era un verde olivo opaco de sus uniformes viejos que fueron renovados. Años atrás la policía solo podía movilizarse en autos incautados, lo recuerdo muy bien, esas vetustas vagonetas caldina repintadas que patrullaban la pobreza de nuestra policía. Pobreza que con Evo fue transformada en nuevos equipos. Hoy en día están llenos de camionetas último modelo, como las mejores policías. Hoy en día con “Bol 110” modernas cámaras de seguridad y otros equipamientos entregados por todo el país por el amigo de los pobres.
Tuvieron que recurrir al ejército para silenciar la protesta de las calles. Ese ejército que era otra lástima en tiempos de neoliberalismo. Ese ejército que antes tenía aviones de la guerra del chaco y fueron renovados como nunca con moderno armamento y equipamiento. No solo eso, los cuarteles fueron paulatinamente mejorando con aspectos como alimentación diseñada por nutricionistas… se hacía agua la boca recorrer sus comedores, cuando eran repletos de bandejas de un rico almuerzo con su sopa, segundo abundante, refresco y postre… con un menú que variaba cada día. Les renovaron su infraestructura, uniformes, bajo la consigna de “vivir bien en los cuarteles”, porque había alguien que quería eso. Ese alguien se llamaba otra vez (adivinen quien) EVO MORALES!! Ese indio era quien daba la orden de esas mejorías. Por que El era un orgulloso soldado en su juventud. Como dijo Williams Kaliman, comandante en Jefe de las FF.AA.: “permítanme saludar al cabo reservista del primer escalón ingavi categoría 1978, y hoy Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia: EVO MORALES AYMA” lo dijo en tono marcial en el mismo aniversario de las FFAA de Bolivia, el 08 de agosto de 2019, sólo tres meses atrás irónicamente en El Alto, sobre la Avenida Principal de la Urbe, rodeado del pueblo feliz que creía en esos uniformados que desfilaban con sus tropas y exhibían los hermosos vehículos y tanques, muchos de ellos totalmente nuevo gracias a que ese “soldado reservista” había llegado históricamente a ser Presidente…
Quien diría que 3 meses después esos mismos tanques se volcaban contra el pueblo alteño que lo aplaudía, quien diría que Kaliman saldría a dar una conferencia de prensa para rotular de “Delincuentes vándalos” al pueblo que se levantaba ahora, el mismo que lo aclamaba en ese último desfile militar.
Quien diría que nos devolvieron el silencio a las noches que antes eran de esperanza.
La Paz, 11 de noviembre de 2019. La noche que volvió el silencio.