
Por: Miguel Ángel Marañón Urquidi
LAS OPINIONES EXPRESADAS POR LOS COLABORADORES SON PROPIAS Y NO LA OPINIÓN DE KANDIRE
El presupuesto es la expresión financiera del Plan Operativo Anual del Gobierno. En el presupuesto se proyectan ingresos y gastos y también variables macroeconómicas como ser crecimiento, inflación, tipo de cambio, resultado fiscal, inversión pública y otros.
Una de las principales variables y quizás la más criticada es el resultado fiscal, para la gestión 2022 se tiene proyectado un déficit fiscal de 8% con relación al PIB. Este déficit se da cuando los gastos son mayores a los ingresos; sin embargo, se debe tener en cuenta (principalmente) los dos tipos de ingresos y gastos:
Ingresos corrientes. Comprenden los recursos tributarios (que está en directa relación con la recuperación económica, cuanto más venden, más se facturan y más recauda el Estado), ingresos de operación, venta de bienes y servicios, regalías, entre los principales. Para la gestión 2022, se proyecta que los ingresos corrientes lleguen a Bs 137.991 millones.
Gastos corrientes. Son los destinados a sueldos y salarios (de empleados públicos, que incluyen profesores, médicos, militares y policías), beneficios sociales, intereses de la deuda (interna y externa), beneficios sociales y otros gastos que comprenden el funcionamiento del Estado. Los gastos proyectados alcanzan a Bs 134.946 millones.
Como se puede apreciar, entre ingresos (Bs 137.991 millones) y gastos corrientes (Bs 134.946 millones) existe un superávit (ingresos mayores a los gastos) de Bs 3.045 millones.
Ingresos de capital. Están las transferencias, donaciones y otros ingresos de capital, para 2022 se proyecta recursos de capital por un total de Bs 1.522 millones de bolivianos.
Gastos de capital. Son todas aquellas inversiones que incrementan la infraestructura del Estado, están las carreteras, represas, plantas siderúrgicas y todos los demás activos; estas inversiones alcanzarán a Bs 39.048 millones.
Es evidente que entre los gastos (Bs 39.048 millones) e ingresos de capital (Bs 1.522 millones) se genera un déficit de Bs 37.526 millones.
Este déficit fiscal (tan criticado por la oposición) se debe a las inversiones que realiza el Gobierno. Para 2022, las principales inversiones son: construcción de caminos, Bs 8.937 millones; refinerías de zinc en Oruro y Potosí, Bs 3.000 millones; “complejo farmacéutico” ubicado en Cochabamba, con un costo de Bs 773 millones; Planta de Generación Hidroeléctrica Ivirizu, Bs 699 millones; planta siderúrgica Mutún; y otras.
Es importante saber que los diversos “analistas económicos” que tratan de alarmar a la población indicando que “nuevamente” se tiene un déficit fiscal olvidan (muy convenientemente) analizar el tipo de gasto que genera este déficit fiscal, ignoran que estas inversiones generarán mayor actividad económica que se traducirá en mayores ingresos. La construcción de carreteras, si bien no generará ingresos directos, sí generará mayor facilitad en el transporte, tanto de productos como de personas.
La oposición, en vez de confundir a la población y alarmarse sin tener un criterio económico respecto al análisis del déficit fiscal, debería proponer e incorporar a los sectores que representa en propuestas de inversiones. El sector privado debe acompañar estas inversiones y no autorrelegarse, las iniciativas del sector empresarial generarán mayor dinamismo financiero y económico trayendo beneficios tanto para ellos como para los ciudadanos.
Miguel Ángel Marañón Urquidi es licenciado en Economía