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Nora (nombre cambiado), de 48 años, denunció que su esposo, un sargento de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV) de Tarata, la golpeó la noche del 3 de mayo en una vía pública de Quillacollo y le fracturó la nariz. La mujer relató que es víctima de violencia psicológica, física y económica de parte del sargento, desde hace 25 años.

La pareja tiene cuatro hijos de 23, 20, 18 y 8 años. Ellos son testigos del maltrato verbal, físico y económico que soportó la mujer. La noche del 3 de mayo, el policía Ernesto P.G., de 46 años, acompañó a su esposa a cobrar una deuda a Vinto. No le pagaron y ella le reclamó que le diera dinero porque la dotación de un quintal de arroz y 12 bolsitas pequeñas de fideo, no alcanzan para dar de comer a sus hijos y cubrir sus pasajes. “Él se enojó muy feo. Me dijo que no tenía por qué darme su sueldo porque yo soy fea y él tiene mejores mujeres que yo. Me insultó con palabras ofensivas y empezó a golpearme. Me dio un puñete en mi nariz y mi ojo. Yo sentí que mi ojo chorreaba y le mordí la mano para que no me siga pegando”, contó llorando Nora.

El hombre es reincidente. Ella ya lo denunció antes, en la ex Brigada, pero nunca prosperaron sus denuncias. En esta ocasión, policías de la FELCV de Quillacollo los arrestaron a ambos, sin tomar en cuenta que ella solo se defendió ni permitirle que reciba atención médica.

Tras pasar ocho horas encerrada, el sargento se fue a trabajar a Tarata y Nora, que no tenía ni un centavo, fue auxiliada por la abogada Rocío Peñaranda, quien se ofreció a defenderla. Un forense le otorgó ocho días de impedimento, antes de que se constate la fractura. La asesora dijo que el caso es investigado de oficio, pero indagará porque la FELCV arrestó a una víctima, pese a ver su estado.///