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En su discurso de este 22 de enero, en que hizo un balance de los 13 años en el poder, el vicepresidente Álvaro García Linera aseveró que el Gobierno ya conoce el “algoritmo del crecimiento económico y del ascenso social” de los bolivainos, y afirmó estar seguro de que volverá a tener esos logros.

“Hemos creado millones de empleos y oportunidades. Hay que volver a hacerlo poniendo énfasis en la dignidad del empleo de las nuevas generaciones, en el mayor acceso de viviendas propias para las familias. Estos logros ya lo hemos hecho los bolivianos. Sabemos cómo hacerlo. Hemos demostrado que conocemos el algoritmo del crecimiento económico y del ascenso social de todos los bolivianos y estoy seguro que juntos lo volveremos a hacer”, afirmó.

En su intervención en la Asamblea Legislativa, García Linera destacó los avances económicos del país, haciendo énfasis en el crecimiento del estrato de la población considerada como clase media.

“Hemos dejado de ser un país de ingresos bajos para ser reconocidos en el mundo entero como un país de ingresos medios. Dicho de otra manera la pobreza ya no es la mayoría, ya no es lo que nos identifica en el mundo”, aseveró.

García señaló que los bolivianos con ingresos medios subieron de 3 millones a 7 millones. Indicó que en ese crecimiento existió un “ascenso social de clases populares e indígenas que de manera meteórica han mejorado su condición de vida en la última década”.

“Hasta el 2025 debemos llegar a once millones de bolivianos con ingresos medios”, fijó como meta.

El sindicato y redes de poder para alcanzar puestos

El Vicepresidente sostuvo que, si bien en otros países las personas con ingresos medios se desentiende de la vida sindical, en el país una parte importante de las clases medias que viene de sectores populares mantiene su lealtad con “organizaciones sindicales vecinales y de parentesco”.

Señalò que en esas organizaiones “se activa un importante capital social para acceder a puestos laborales, a créditos y a negocios”.

Indicó que en ese escenario se da “una devaluación de las jerarquías”, respecto a las oportunidades que anteriormente monopolizaban las clases medias tradicionales.

Según García,  esas clases medias tradicionales tienen que competir o incluso perder frente a las nuevas clases medias populares, que “pueden obtener puestos y contratos sin tener apellidos notables”, sino “acceden a redes de eficiencia más influyentes a través del poder político o del sindicato”.///