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Vecinos exigen a la Alcaldía cierre de "boliches" en el centro de la ciudad

hace 5 año(s)

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Mostrando una carta firmada por 150 vecinos, entre ellos dueños de clínicas, de farmacias, de laboratorios y de otros negocios, Nicolás Monasterio Iglesias encabeza un movimiento en procura de la clausura definitiva de los locales nocturnos de diversión por parte de la Alcaldía, para dar cumplimiento a la Ley 259, de control de expendio y consumo de bebidas alcohólicas. El hombre aduce que los ruidos estruendosos, más las ocasionales peleas callejeras, así como la suciedad, -entre excrementos y olores a orina-, no los dejan vivir tranquilos a los pocos residentes que aún quedan en las casonas del centro de la ciudad.

Monasterio tiene su casa en la calle Mercado, donde justo al lado, hasta hace cuatro semanas, funcionaban tres locales nocturnos, lo que ocasionaba que sus ancianos padres se fatiguen ante la música y las riñas. La preocupación surgió nuevamente cuando el pasado sábado uno de los boliches, misteriosamente abrió.

“Desde hace cinco años que convivimos con el ruido, pero en marzo me puse en campaña porque mi familia y mis vecinos no aguantamos más. Exigimos a la Alcaldía y a la Policía que den cumplimiento a la norma nacional, la cual, en el artículo 6, especifica que este tipo de negocios no deben estar a menos de 200 metros de colegios y de hospitales, lo que no se cumple en la zona”, dijo Monasterio.



El médico Ariel Palacios, gerente propietario de la clínica Lourdes, relató el martirio que viven los galenos y los visitantes de sus pacientes, pues la calle René Moreno se llena de vehículos que no los dejan estacionar ni circular en paz. “Los ebrios acaban orinando la acera de la clínica, eso me obligó a colocar luces más potentes a instalar cámaras, por seguridad”, añadió.

Enfrente de la clínica está el Centro Cultural Plurinacional, cuya directora, Paola Claros, dijo que se sienten perjudicados en sus actividades por el desorden que arma la gente ebria.

En la esquina de las calles Republiquetas y Chuquisaca hay un laboratorio y consultorio médico, cuyos propietarios se sienten inseguros por cuanto hay un karaoke enfrente que atiende hasta el amanecer. “La cámara que tenemos sobre la Republiquetas nos la destrozan para que no grabe el jolgorio y la suciedad que nos dejan”, indicó Rosa María Rojas, funcionaria del lugar.


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