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Agujero de ozono llega a su menor tamaño en los últimos 16 años

hace 7 año(s)

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“Aunque aún tardará varias décadas en completarse, podríamos estar observando el inicio del cierre del agujero de ozono”, dice Raúl Cordero, líder del Grupo de Investigación Antártica de la U. de Santiago, tras analizar las mediciones de esta última temporada que se realizaron en el periodo de mayor intensidad del fenómeno, entre el 7 de septiembre y el 13 de octubre pasado.

La extensión promedio del agujero durante ese periodo este año fue de 17 millones de km2. Aunque se trata de una superficie similar a la de toda América del Sur, es la cifra más baja desde 2002, explica Cordero, quien utilizó información de la Nasa y datos generados por las estaciones que poseen en terreno.



El investigador añade que aunque al año la extensión del agujero presenta variaciones relacionadas con patrones meteorológicos, los datos de la última década muestran una tendencia a la baja. “Nuestras previsiones indican que de no mediar una erupción volcánica catastrófica, el cierre del agujero de ozono podría producirse en la segunda mitad de este siglo”, afirma.

El agujero de ozono es un fenómeno estacional que ocurre en general sobre un área que cubre todo el territorio antártico. Se trata de una disminución significativa en la concentración de ozono en la estratosfera que se da entre agosto y noviembre cada año. No es un fenómeno natural sino que fue generado por el ser humano, mediante la emisión de compuestos químicos como los clorofluorocarbonos (CFC), que fueron regulados por el Protocolo de Montreal, a través del cual se obligó a los países a sustituir este tipo de elementos dañinos para la capa de ozono.

Aunque la disminución del agujero es positiva, Cordero advierte que su cierre podría tener, paradójicamente, consecuencias secundarias negativas para la Antártica. “Al tratarse de un gas de efecto invernadero, el aumento del ozono (al cerrarse el agujero) podría acelerar el calentamiento en la Antártica. Eso explica nuestro interés por monitorear la evolución del fenómeno y su interacción con el calentamiento global”, dice el investigador.


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