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El exministro de Gobierno Eduardo del Castillo, hoy candidato del Movimiento Al Socialismo (MAS), hizo un llamado público al presidente Luis Arce para tomar “acciones urgentes” frente a la crisis económica que agobia al país. Lo que no dice es que fue parte del mismo gobierno que contribuyó activamente al deterioro de la situación actual.

En un video difundido en sus redes sociales, Del Castillo propuso medidas financieras supuestamente capaces de inyectar hasta 1.000 millones de dólares a la economía, entre ellas la emisión de bonos colateralizados, la colocación anticipada de activos y una mayor intervención del Banco Central de Bolivia (BCB).

“Es momento de activar todos los recursos necesarios para devolver la tranquilidad a las bolivianas y bolivianos”, afirmó. También pidió a Luis Arce que “exija al BCB que deje de ser una traba”, señalándolo como el principal responsable de la parálisis económica.

La contradicción no ha pasado desapercibida. Del Castillo fue parte del gabinete de Arce hasta hace pocos días, y durante su gestión no emitió una sola advertencia pública sobre la escasez de dólares, el desabastecimiento de combustibles o la pérdida de reservas internacionales. Ahora, en campaña, intenta presentarse como un reformador, sin hacer siquiera una mínima autocrítica sobre su rol.

Varios actores políticos cuestionaron duramente la actitud del exministro. El diputado opositor Anyelo Céspedes calificó sus declaraciones como “un ejercicio de cinismo electoral”. “¿Dónde estaba cuando el país se hundía en la crisis? Era ministro y callaba. Hoy que quiere votos, posa de salvador”, declaró.

Por su parte, analistas políticos fueron tajantes: “Eduardo del Castillo es parte del fracaso económico. No puede ahora lavarse las manos y responsabilizar al BCB cuando fue cómplice de una política que destruyó nuestra economía productiva”.

Mientras tanto, el país sigue enfrentando largas filas por gasolina, mercado negro de dólares y una inflación que golpea a los sectores más empobrecidos. Para muchos bolivianos, las propuestas de Del Castillo no son más que maquillaje electoral de un político que, lejos de ofrecer soluciones, representa la continuidad del mismo modelo que masacra al pueblo y que hoy agoniza.

Al final del día, quienes ayudaron a cavar el hoyo difícilmente serán los más indicados para sacarnos de él.