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La habilitación del MTS por el TCP y la candidatura de Andrónico Rodríguez: una victoria formal, pero… ¿al servicio de quién?

"El aval del TCP al MTS y a Andrónico Rodríguez desata expectativas electorales, pero no responde a las urgencias del pueblo ni plantea una ruptura real con el modelo de exclusión y crisis estructural."

hace 1 dia(s)

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La reciente resolución del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), que permite al Movimiento Tercer Sistema (MTS) participar oficialmente en las elecciones del próximo 17 de agosto con Andrónico Rodríguez como candidato presidencial, ha sido celebrada con entusiasmo por Félix Patzi, líder del MTS. En palabras del propio Patzi: “ya tenemos como se dice: llave y vehículo para correr en las elecciones”.

Sin embargo, desde una mirada crítica y popular, esta habilitación no puede entenderse simplemente como un avance democrático. Más bien, plantea interrogantes urgentes para el pueblo boliviano que observa con creciente escepticismo cómo los juegos políticos entre élites partidarias continúan profundizando el distanciamiento entre las estructuras de poder y las necesidades reales de las mayorías.

¿Qué representa hoy el MTS? ¿Y qué representa Andrónico Rodríguez?

El MTS, que nació con una narrativa de alternativa al bipartidismo y a la vieja política, parece hoy alinearse con sectores del poder que no ofrecen una ruptura real con el modelo económico extractivista ni con la lógica del clientelismo estatal. La figura de Rodríguez, aunque formada en las bases cocaleras y con origen sindical, ha ido consolidando una postura cada vez más institucional y conciliadora con los grupos económicos dominantes. Su retórica sobre la crisis económica, si bien certera en el diagnóstico —altos precios, escasez de dólares, agotamiento de reservas—, no presenta aún un horizonte alternativo, ni propuestas claras que beneficien al pueblo trabajador.

Un país en crisis: el colapso no es solo económico, es político y moral



Mientras el Gobierno acude a la banca comercial para importar dólares y contener la inflación, y mientras la pobreza se agudiza en los barrios y en el campo, la clase política continúa en pugnas por cuotas de poder. ¿Dónde están las propuestas concretas de redistribución de la riqueza, de soberanía alimentaria, de fortalecimiento del Estado Plurinacional desde abajo? ¿Dónde está la voz de los movimientos sociales autónomos que no se subordinan ni al MAS ni a sus "alternativas"?

Desde el pueblo decimos: no basta con habilitar partidos, hay que habilitar esperanzas reales

La “llave y el vehículo” de los que habla Patzi solo tendrán sentido si conducen hacia un horizonte de justicia social, participación popular y ruptura con los modelos que han condenado a Bolivia a la dependencia, al saqueo de sus recursos naturales y a la manipulación política del dolor de las mayorías.

La izquierda auténtica —la que nace del pueblo y no de los escritorios— no puede conformarse con reemplazar nombres. Necesitamos una transformación estructural, una refundación desde las bases, donde las decisiones no se tomen en los salones del TCP, sino en las asambleas populares, en los sindicatos, en las comunidades.

Porque si seguimos jugando en el tablero de los de arriba, el pueblo seguirá perdiendo.


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