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En un gesto cargado de cinismo político y oportunismo electoral, Manfred Reyes Villa, precandidato por la alianza de derecha APB-Súmate y actual alcalde de Cochabamba, ha convocado a cinco precandidatos para una supuesta “reunión urgente” para tratar la situación de crisis que atraviesa el país. Entre los invitados figuran figuras tradicionales del establishment político como Tuto Quiroga, Samuel Doria Medina, Rodrigo Paz, Jaime Dunn y Eva Copa. La cita está prevista para este domingo en el exclusivo Gran Hotel Cochabamba, lejos de las calles donde se vive la verdadera emergencia nacional: hambre, represión y abandono.

Desde una Cochabamba cercada por bloqueos generados por @evoespueblo, expreso mi profunda preocupación por la grave situación que atraviesa Bolivia. Familias perjudicadas, mercados desabastecidos y una economía completamente paralizada y cada vez más deteriorada.
Con un país…— Manfred Reyes Villa (@ManfredBolivia) June 5, 2025

Desde su cómodo despacho y rodeado de privilegios, Reyes Villa intenta culpar de todos los males del país al expresidente Evo Morales, atribuyéndole los bloqueos que hoy se registran en diversas regiones. En su narrativa, reproduce el viejo libreto de la derecha: responsabilizar al movimiento popular por la crisis estructural del Estado, mientras oculta las verdaderas causas de la conflictividad social —la pobreza, el desempleo, el saqueo de recursos y el modelo económico neoliberal que tanto él como sus aliados promueven.

Hablar de “orden y respeto a la ley” desde un bando político que avaló golpes de Estado, persecuciones judiciales y masacres, resulta no solo hipócrita, sino insultante para las mayorías que han sido históricamente excluidas y criminalizadas por ejercer su derecho a la protesta. Reyes Villa y compañía no buscan defender la democracia: buscan defender sus privilegios, asegurarse cuotas de poder y sostener el modelo de país donde los ricos mandan y el pueblo obedece.

La “unidad” que pregonan no es del pueblo, es de las élites. Es una reunión de aquellos que, cuando gobernaron, vendieron empresas estatales, reprimieron luchas sociales y consolidaron un sistema que hoy colapsa bajo su propio peso. Mientras tanto, las bases populares, los sindicatos, las comunidades campesinas e indígenas siguen resistiendo, con dignidad, a pesar del hambre y la violencia estructural.

Desde una mirada crítica, popular, es necesario advertir al pueblo boliviano que esta reunión no es una salida a la crisis, sino parte del problema. La verdadera solución no vendrá de una cumbre en un hotel de lujo, sino desde abajo, con la organización del pueblo trabajador, el debate colectivo y la construcción de un nuevo horizonte político que desborde a los viejos caudillos y abra paso a una democracia real, participativa y plurinacional.