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El ‘pique’ es un plato que combina carne, salchichas y papas. El picante no le falta y se sirve sin escatimar. Porque aquí se come y mucho.

“En Cochabamba hay un dicho que dice que el cochabambino no come para vivir sino que vive para comer”. Es la descripción de Denis Rocha, empleado del Restaurante Casa de Campo, uno de los lugares más conocidos de la ciudad.

Este atributo, el de la comida, le permite a Cochabamba presumir de ser la capital gastronómica de Bolivia. “Tiene una fusión con la comida española, con la comida que viene de Europa, con el mestizaje”, cuenta Liz Saavedra, directora de turismo de la Alcaldía.

Cochabamba es también la capital del departamento del mismo nombre, en el corazón de Bolivia. Tiene poco más de 600 mil habitantes según el último censo y es considerada la tercera ciudad más importante de la nación. Se encuentra a 2.570 metros de altura y lucha contra la etiqueta de alcanzar los mayores niveles de contaminación de todo el país.

Jacqueline Jaimes es jefa del departamento de Gestión Atmosférica de la Alcaldía y asegura que la geografía no ayuda a combatir esta problemática. “Cochabamba está encerrada por varias montañas y eso hace que la disipación de la contaminación sea baja; en invierno sufrimos un poco la polución pero es disipada a partir de las diez de la mañana”. Sin embargo, la mayor parte de la contaminación viene del parque automotor.

Ese flagelo es que el que empaña a una urbe que cuenta con varios atractivos turísticos y hoy es la puerta de Bolivia para volverle a dar la bienvenida a unos Juegos Suramericanos 40 años después.///