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AMLO toma discurso conciliador sin renunciar al cambio radical

López Obrador, que ofreció la rueda de prensa en solitario, tuvo unas inusuales palabras amables hacia Peña Nieto, a quien agradeció que “haya actuado de manera respetuosa” durante el proceso electoral.

hace 6 año(s)

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Con una pose seria y nada triunfalista, el próximo mandatario de México, Andrés Manuel López Obrador, adoptó ayer un discurso conciliador con el aún presidente Enrique Peña Nieto y con los poderes económicos del país, aunque sin renunciar a su promesa de “cambio radical” que lo llevó a ganar los comicios.

Tras reunirse durante más de una hora con Peña Nieto en el Palacio Nacional, López Obrador ofreció su primera conferencia de prensa tras las elecciones del domingo.

“En todo este periodo (de transición) tenemos que ponernos de acuerdo en muchos temas. Sobre todo para lograr que la transición sea de manera ordenada, pacífica y que no haya sobresaltos. (Dando) confianza en temas económicos”, aseveró el líder izquierdista, que ganó los comicios con 53 por ciento de los votos.

A propuesta de Peña Nieto, ambos líderes acordaron que hasta que el Tribunal Electoral de México nombre oficialmente presidente electo a López Obrador no comenzará el proceso de transición de poderes, que se alargará hasta la toma de posesión del nuevo mandatario el 1 de diciembre.

López Obrador, que ofreció la rueda de prensa en solitario, tuvo unas inusuales palabras amables hacia Peña Nieto, a quien agradeció que “haya actuado de manera respetuosa” durante el proceso electoral.

De igual forma que en las noche electoral, quiso tranquilizar a los mercados reiterando que será “respetuoso” de la autonomía del Banco de México y los “equilibrios fiscales”, y aseguró que “no habrá injerencia en temas financieros” y que respetará los compromisos contraídos por el Estado con bancos y empresas. También informó que este miércoles se reunirá con un grupo de empresarios y respaldó el actual equipo mexicano que negocia la actualización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan) con EEUU y Canadá.

De hecho, avanzó que mantendrá junto con Peña Nieto una reunión con el secretario estadounidense de Estado, Michael Pompeo, quien visitará México el próximo 13 de julio.

El presidente estadounidense, Donald Trump, y López Obrador mantuvieron el lunes una conversación telefónica en la que hablaron de impulsar el desarrollo en México para reducir la migración hacia EEUU.

Todas estas palabras amables, sin embargo, no mueven ni un ápice a López Obrador en su voluntad de impulsar lo que él llama la cuarta transformación de México, tras la Independencia, las reformas liberales del siglo XIX y la Revolución.

“Queremos un cambio profundo, un cambio radical. Que nadie se asuste; radical viene de raíz, porque arrancaremos de raíz los privilegios”, aseveró.

Su transformación pasa por acabar con la corrupción y la violencia que sufre el país, con miles de muertos y desaparecidos por la guerra contra el narcotráfico iniciada por el presidente conservador Felipe Calderón (2006-2012).

López Obrador afirmó que va a convocar al papa Francisco y a otros dirigentes religiosos y de derechos humanos a México para evaluar la seguridad en el país y lograr la paz.

Pero el cambio de López Obrador también pasa por las formas, como demostró ayer llegando al Palacio Nacional sin ningún tipo de seguridad y aceptando después preguntas de los periodistas en una rueda de prensa algo caótica.

PRIISTAS. RESPONSABILIZAN AL GOBIERNO

Un grupo de militantes del PRI responsabilizó ayer al Gobierno de Enrique Peña Nieto de los malos resultados en las elecciones.



La corriente Democracia Interna, encabezada por el exgobernador de Oaxaca Ulises Ruiz, publicó una carta dirigida a militantes en la que afirmó que la victoria de López Obrador fue “apabullante e indiscutible”.

El candidato del PRI a la presidencia, José Antonio Meade, no se llevó ninguna de las nueve gubernaturas que estaban en juego.

MORENA TOMA EL CONTROL EN LAS DOS CÁMARAS

El Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados tendrán mayoría en la Cámara de Diputados y el Senado mexicanos, ampliando el gran margen de maniobra que tendrá López Obrador.

Con 92 por ciento de los votos escrutados, la coalición conformada por Morena, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES) obtendría 218 escaños de 300 asignados por elección directa (mayoría relativa).

La segunda fuerza en Diputados la conformarían los partidos de la alianza integrada por el conservador Partido Acción Nacional (PAN) y los izquierdistas Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC), con 67 curules.

En tercer lugar quedaría el oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI) en alianza con el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza, que obtendría 15 diputados.

En el Senado, el escenario es similar, y la alianza encabezada por Morena obtendría 30, la del PAN 22 y la del PRI 12 de entre los curules elegidos por la vía uninominal, es decir, en la que el ciudadano vota por un candidato.

El resto de los 128 senadores se darán a conocer este fin de semana y se eligen por vía plurinominal.

Este vuelco en el Congreso se hace todavía más patente si se observa la configuración de hace tres años, cuando el PRI, en mayoría relativa, tenía 156 diputados y 38 senadores.

“PRIMERO LOS POBRES” GENERA ALGUNOS RECELOS

En sus primeros días como ganador de la presidencia de México, López Obrador ha establecido ya una primera prioridad, “por el bien de todos, primero los pobres”, idea que algunos analistas consultados ayer por Efe creen que genera desconfianza a una parte del electorado mexicano.

El mensaje de López Obrador es una muestra de su coherencia con las ideas de igualdad social defendidas durante sus 18 años de lucha política por la Presidencia, pero también choca con una parte del electorado que desconfía de la viabilidad de una política asistencialista.

El politólogo Salvador Mora considera que este tipo de ideas es lo que rechaza una parte del electorado más conservador, que teme las ideas del Presidente electo en México.

Por su parte, Miguel Ángel Quemain, apunta a miembros de la clase empresarial como los principales descontentos con el discurso de López Obrador.///


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