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La Fiscalía de Pensilvania, en Estados Unidos, descubrió que los 300 sacerdotes que abusaron de más de 1.000 niños empleaban rituales religiosos y símbolos de la fe para abusar sexualmente de los menores.

Según explicó el fiscal general de Pensilvania, Josh Shapiro, los sacerdotes utilizaban las creencias religiosas de los niños y la confianza que les tenían como imagen de la Iglesia para poder cometer abusos y poner mantenerlos en secreto.

"A los niños se les enseñó que este abuso no solo era normal, sino que era sagrado", denunció Shapiro, según cita Infobae.

Asimismo, el informe fiscal de 884 páginas revela que los entre las amenazas más comunes que empleaban los religiosos estaba la de “ir al infierno” y las “condenas eternas” si contaban algo de los abusos a los que eran sometidos.

Además, los convencían diciéndoles que “nadie creería a un niño mentiroso por encima de un hombre de la palabra de Dios".

Uno de los casos más escalofriantes es el de un niño de 7 años, quien fue violado grupalmente a los 7 años, a este menor un sacerdote le dijo que para entrar al Cielo debía “tener sexo”.

"Los abusadores en cada diócesis usaron la fe católica como un arma y la emplearon como una herramienta para sus abusos", agregó el fiscal.

Cabe precisar que el informe revela que los 300 curas de Pensilvania, que aparecen en este informe, superan ampliamente a los abusadores identificados en el 2002 en Boston, Massachusetts, que eran entre 150 a 250 sacerdotes.