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Rusia, Irán y Turquía discuten el futuro de la última región rebelde en Siria

hace 6 año(s)

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El presidente iraní Hassan Rohani, aliado de Damasco, señaló el viernes la necesidad de derrotar a los “terroristas” en Idlib, pero evitando muertes civiles, durante una cumbre con sus homólogos turco y ruso para decidir el destino de este último bastión rebelde y yihadista en Siria.

El dirigente turco, Recep Tayyip Erdogan, haciéndose eco de los temores de muchos países occidentales y de organizaciones civiles, advirtió sobre un “baño de sangre” en caso de ofensiva del régimen sobre esta provincia del noroeste de Siria.

Irán, Rusia y Turquía apoyan a los beligerantes en Siria. Por un lado, Teherán y Moscú respaldan a las autoridades de Damasco, y por otro, Ankara da su apoyo a los rebeldes.

“Combatir el terrorismo en Idlib es una parte inevitable de la misión que consiste en restaurar la paz y la estabilidad en Siria”, declaró Rohani al inicio de la cumbre en presencia de Erdogan y Vladimir Putin.

Sin embargo señaló que “este combate no debe hacer sufrir a los civiles ni conllevar una política de tierra quemada”.

Una ofensiva en Idlib provocaría “una catástrofe, una masacre y un drama humanitario”, declaró por su parte Erdogan. “De ninguna manera queremos que Idlib se transforme en un baño de sangre”, precisó.

El dirigente turco abogó además por un alto el fuego en Idlib, lo que sería “uno de los resultados más importantes de esta cumbre y […] aliviaría mucho a la población civil”.

El viernes, nuevos bombardeos rusos contra posiciones rebeldes y yihadistas en el suroeste de la provincia dejaron dos muertos, según una ONG siria.

El presidente ruso dijo durante la cumbre que el régimen sirio “tiene derecho a tomar el control de todo su territorio nacional y debe hacerlo”.

Huida de civiles

Los tres países adquirieron un importante papel en la guerra en Siria a través del apoyo militar a las partes beligerantes y del proceso de Astaná, que eclipsó las negociaciones lideradas por la ONU para intentar poner fin a la contienda, que dejó más de 350.000 muertos desde 2011.

El encuentro en Teherán tiene lugar solo unas horas antes de una reunión sobre la situación en Idlib convocada por Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Al término de la cumbre, se deberá leer una declaración conjunta, ya preparada según la parte iraní. También podría tener lugar una conferencia de prensa.

Erdogan y Rohani se reunieron cara a cara antes del encuentro tripartito. Después, el presidente turco se entrevistó con Putin.



Idlib, conquistada en 2015 por los insurgentes, es su último gran bastión en el país. También es el lugar al que se enviaron decenas de miles de rebeldes y civiles evacuados de otros bastiones de la oposición que las fuerzas leales al régimen recuperaron en varios puntos del país.

Cientos de civiles comenzaron a huir de la zona el jueves ante el temor de un asalto inminente de las tropas gubernamentales.

El régimen del presidente sirio, Bashar al Asad, decidido a recuperar el conjunto del territorio, reunió refuerzos en los alrededores de la provincia, fronteriza con Turquía y dominada por los yihadistas de Tahrir al Sham (HTS), aunque también acoge a importantes facciones rebeldes.

Siria, Rusia e Irán deberán tener en cuenta la postura de Turquía, apoyo de los rebeldes, que dispone de tropas en Idlib y que teme una llegada masiva de refugiados a su territorio.

La portavoz de la diplomacia rusa, Maria Zajarova, recordó el viernes por la mañana la posición rusa según la cual “es necesaria una liquidación total y definitiva de los terroristas en todo el territorio de Siria”.

“Rusia hace todo lo que puede para que las pérdidas humanas y el daño para la población civil de Idlib sean reducidos al máximo”, afirmó el miércoles.

“La peor catástrofe humanitaria”

El encuentro entre Rohani, Putin y Erdogan podría determinar la amplitud y el calendario de la ofensiva contra Idlib.

Turquía afirmó que intentaría convencer a Teherán de impedir el asalto.

Según un diario turco, deberá someter un plan que prevé la evacuación de los grupos armados de Idlib.

Según este plan, revelado por el diario progubernamental Sabah, doce “grupos armados”, entre ellos HTS, que domina el 60% de la provincia, deberán entregar las armas.

En la provincia de Idlib y en los reductos rebeldes de las vecinas Hama, Alepo y LataKia viven en total unos tres millones de personas, según la ONU, de los que más de la mitad son desplazados.

El miércoles, Naciones Unidas advirtió sobre un posible “baño de sangre” en Idlib, temiendo que una ofensiva provoque una catástrofe humanitaria de una amplitud inédita desde el inicio del conflicto sirio.

En un comunicado común, ocho organizaciones internacionales activas en Siria, como Save The Children, pidieron a los “dirigentes mundiales” que reunidos el viernes en Teherán y Nueva York que “trabajen juntos para evitar” que se produzca “la peor catástrofe humanitaria en siete años de guerra en Siria”.


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