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Un tigre blanco ha matado de un mordisco en el cuello a uno de los cuidadores del zoo japonés de Hirakawa, en Kagoshima. No hay testigos de cómo ocurrió el ataque. Solo se sabe que Akira Furusho, de 40 años, yacía ensangrentado en el suelo de la jaula de los tigres blancos cuando fue localizado por sus compañeros, según detalla la agencia France Presse.

El ataque ocurrió el lunes por la noche en el parque zoológico de Hirakawa, que alberga cuatro tigres blancos, una especie amenazada que debe su color blanco a una mutación genética que provoca el albinismo en su piel.

Por causas que están bajo investigación de la policía local, el cuidador penetró en la jaula de al menos un de los cuatro tigres albinos del recinto, donde fue atacado. Los socorristas llegaron rápidamente al lugar de los hechos y neutralizaron al animal con la ayuda de una pistola que dispara dardos con tranquilizante, precisó el zoo. Pero sigue sin haber detalles sobre cómo ocurrió la tragedia, más allá de que el guardián tenía una gran herida en el cuello aparentemente causada por el ataque de uno de los tigres.

El tigre blanco, una variante de la subespecie naranja de Bengala, está en serio peligro de extinción, pese a que su rareza hace que se intente su reproducción endogámica. Suele ser de un tamaño ligeramente superior a sus primos originales, de ojos azules y tan agresivos como cualquier tigre.

La policía de Kagoshima ha abierto otra investigación para determinar si el trato y cuidado que reciben los tigres blancos de este zoo es el correcto.