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Pasó la Navidad luchando por su vida tras caer de un árbol

hace 7 año(s)

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Un menor de 14 años de edad que llegó de Yacuiba a la capital chapaca en una ambulancia, el pasado domingo en la mañana, pasó la Noche Buena y la Navidad, luchando por su vida en una clínica privada de Tarija, por el sólo antojo de comer una guayabilla fresca y recién sacada de un árbol al que estaba acostumbrado a subir. 
 

Pablo Adali Lamas Iñiguez, tiene 14 años, es el séptimo de 12 hermanos y es de una familia humilde de Yacuiba, cuyo padre albañil se encuentra actualmente desempleado y su madre es ama de casa. Él junto a otros dos hermanos menores quisieron sacar guayabillas el pasado sábado por la tarde de un árbol que está en la casa de su hermano mayor, pero lastimosamente una de las ramas que pisó, cedió y cayó desde una altura de entre 4 a 5 metros. 
“A eso de las 17.30 la rama se rompió, todos estábamos trabajando y él cayó boca abajo. Se golpeó el lóbulo derecho, se fracturó la muñeca y tiene problemas en los genitales. Cayó precisamente de estómago sobre el pavimento”, relató desde Yacuiba, Ismael Choque Escalier, el cuñado del menor. 
Los hermanos menores, al verlo caer gritaron y pidieron ayuda a los vecinos, quienes lo auxiliaron y llamaron a la ambulancia, pero cuando ésta llegó, él estaba inconsciente, no despertaba y lo llevaron al hospital Rubén Zelaya. “Ahí le hicieron unos diagnósticos, estaba aún inconsciente, solo murmuraba entre dientes y empezó a vomitar sangre”, añadió. 
Al ver esto y no contar con recursos técnicos ni humanos necesarios para atender este caso, lo derivaron al Hospital Regional San Juan de Dios (HRSJD) de Tarija, a donde llegó después de casi 12 horas de viaje (por el mal estado de las vías) y tras cancelar Bs 800 por el servicio de transporte de la ambulancia. 
Una vez en Tarija, tras realizarle tomografías y otros exámenes, llegaron a la conclusión de que tenía un hematoma epidural, es decir, una hemorragia que estaba cubriendo la cuarta parte de su cerebro, por lo que necesitaba una operación de emergencia y debía ser internado en terapia intensiva. 
Pero como las únicas sietes camas de la unidad de terapia intensiva que hay en el HRSJD estaban ocupadas, los galenos dijeron que debía irse a buscar otro centro médico en donde pueda ser atendido. 
Por lo que recién llegadas de Yacuiba y sin conocer mucho de Tarija, la hermana mayor de Pablo (mesera de ocupación) y su madre se pusieron en la tarea de buscar una clínica en donde haya unidad de terapia intensiva, pero además, los especialistas necesarios para salvar al menor. Así llegaron a la clínica Yapur en donde actualmente se encuentra. 
Ni bien se internó en a la clínica, Pablo pasó a quirófano y fue operado para retirarle ese hematoma. Ahora se encuentra en un coma inducido, puesto que su cerebro debe desinflamarse. 
Y si bien parece que Pablo está estable, en los pasillos de la clínica la preocupación de su hermana y su madre (Máxima) aumenta minuto tras minuto, pues desde el domingo hasta ayer, la deuda que se hicieron para salvar la vida del menor, calculan que pasó de los 30 mil bolivianos. 
“Calculando, debemos unos Bs 30 mil desde el domingo hasta ayer. La internación a terapia intensiva es Bs 5 mil, después debemos pagar por día de terapia intensiva Bs 2.500, aparte hay que pagar al médico especialista que cobra Bs 1.500 por día, la operación que nos dijeron cuesta Bs 20 mil, más los medicamentos que es aparte”, detalló Graciela. 
“Mi hermano esta entre la vida y la muerte, puede ser que mañana haya reacción fuerte y por lo menos debe estar dos semanas en terapia intensiva”, dijo Graciela al relatar que la Navidad de su familia este años fue dura y triste, con “un nudo en la garganta”.



 

mg


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