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Junio 2020: con tardía reglamentación, la educación virtual fracasó

La pandemia reveló las diferencias en escuelas urbanas y rurales. La mala señal, el costo del internet y las falencias de las clases a distancia persisten.

hace 4 año(s)

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En junio de 2020, Gabriel y Danna sólo recibían una tarea por semana de su colegio y los padres de Wara gastaban  50 bolivianos semanales en la recarga del crédito del teléfono para las clases virtuales. Habían pasado tres meses de la suspensión de la educación presencial por la pandemia, cuando el gobierno transitorio reglamentó las clases a distancia antes de cancelar el año escolar.

Después de la decisión de parar las  clases  presenciales -el 12 de marzo, dos días después de la confirmación de los primeros casos de Covid-    Gabriel, de nueve años, debía además compartir con su hermanita Danna, de cinco,  el único teléfono de la casa para pasar clases virtuales. Tres  meses después del estallido de la pandemia, los ejercicios que ambos recibían eran cada vez menos hasta que solo les llegó  una tarea por semana.

Wara, de ocho años, tenía más problemas. Su padre no cobraba su sueldo hace dos meses y el nuevo gasto de  50 bolivianos por semana para cargar el crédito del celular desangraba aún más los bolsillos de la familia. A ello se sumaba que había que sacar fotocopias de algunos trabajos de la escuela y para ello debían salir de casa hasta una librería, cuando aún regía la cuarentena.

Si eso sucedía con los estudiantes de primaria, la situación era aun más en otros ciclos y en el área rural. El 1 de junio, mediante un pronunciamiento, los estudiantes de secundaria rechazaron   las clases virtuales y solicitaron al entonces ministro de Educación, Víctor Hugo Cárdenas, que todos los alumnos pasen el año con la nota de 51. El 2 de junio, la Junta Nacional de Padres de Familia pidió la renuncia de Cárdenas.

 

 Señal débil de internet

Y mientras la entonces presidenta de Bolivia, Jeanine Añez, cerraba el 4 de junio los ministerios de Culturas, Deportes y Comunicación, los niños Gabriel, Danna y Wara veían casi resignados cómo el sueño de aprender se esfumaba. En los  primeros casos, las tareas que ambos recibían eran ya prácticamente inexistentes y para Wara el acceso a internet  era  el nuevo escollo. 

Así llegó el 6 de junio,  Día del Maestro, y esa jornada -tres meses de haber suspendido las clases presenciales- Cárdenas lanzó el reglamento para la educación virtual estableciendo las modalidades: presencial, semipresencial, virtual y a distancia. Cárdenas fue el blanco de críticas por la tardía reglamentación.

Aunque pocas, en las ciudades había   “aulas virtuales escolares”, pero en el área rural, donde pocos podían acceder a un teléfono celular, los niños prácticamente quedaron en el limbo. Así lo denunciaron los dirigentes del magisterio rural el 8 de junio. 



Para entonces aumentaban los casos de coronavirus y los nosocomios de al menos tres regiones  no daban abasto. Desde Santa Cruz reportaron ese 8 de junio que el Centro Nacional de Enfermedades Tropicales colapsó con 2.000 muestras aún  en espera.

Para la segunda quincena de junio, los pequeños Gabriel y Danna se resignaron a no recibir más tareas virtuales  y Wara se fue por unos días  a la casa de su abuelita, porque el dinero para la compra diaria de las tarjetas de recarga del teléfono celular se había acabado. Los  niños solo podían repasar tareas antiguas.

 

El 22 de junio, Bolivia cumplió tres meses de cuarentena con luto por la muerte de decenas de personas a causa de  la Covid-19, pero también preocupada por las denuncias de corrupción en la compra de  respiradores  y el colapso en  los hospitales. En el mundo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó  que el planeta  ingresaba a un “fase peligrosa” por el desconfinamiento en varios países.

Sin acceso a la educación

En Bolivia, los padres de familia exigieron a Cárdenas que las pensiones escolares de colegios privados se rebajen al 50%. Y al interior de las familias de los tres niños, los problemas económicos se acentuaron cada vez más.

“Mis dos niños ya no  podían pasar clases virtuales, porque los mismos profesores ya no mandaron las tareas y la señal del internet era muy débil, por eso dejaron las clases”, afirma resignado Eliodoro, padre de Gabriel. 

Desde la Alcaldía de La Paz, el director edil de educación, Carlos Sotomayor, en forma  premonitoria, dijo   el 29 de junio que por el resto del año “no volverán las clases escolares presenciales, porque la atención con medidas de bioseguridad para 144 mil estudiantes será muy complicado”, un gasto millonario y una exposición de niños y maestros al coronavirus.

 En agosto, Cárdenas clausuró el año escolar. Gabriel y Danna no volvieron a pasar clases. Wara perdió a su abuelita en julio, víctima de la Covid-19, y su padre fue despedido del trabajo. Ahora  los tres   tratan de recuperar el tiempo perdido, empero algunas dificultades como la débil señal de internet persisten.

En junio comienza la escalada de casos

  • Ministerios El 4 de junio la entonces presidenta  Añez cerró los ministerios de Cultura, Deportes y Comunicación. Además de dos embajadas para generar ahorros al Estado. 
  • 23/6  La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que el mundo entero entraría a la fase más crítica del contagio de la Covid-19 con el desconfinamiento que adoptaban algunos gobiernos.
  • Lazarte El 28 de junio, fallece  a los 56 años en Santa Cruz la exasambleísta del Movimiento Al Socialismo (MAS) Silvia Lazarte   por una enfermedad que arrastraba desde hace años, informó su familia.
  • 33.219 casos acumulados de Covid-19 se registraron en junio de 2020, con un promedio de mil casos ese mes. Los muertos sumaban ya 1.123, según datos del Ministerio de Salud. Había comenzado la escalada.

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