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Desde muy temprano la congregación evangélica Monte de Oración abrió sus puertas a cientos de personas en situación de calle para darles amor, ropa y un plato caliente de picana en el marco de su tradicional campaña “El Buen Samaritano” que se viene desarrollando desde hace 15 años en la ciudad de La Paz.

Martín Ali de 54 años relató que para ser uno de los primeros beneficiarios tuvo que hacer fila desde la noche del miércoles. Su paciencia tuvo frutos, ya que fue el número 10 en ser atendido por el grupo de voluntarios que luego de su ingreso a la iglesia, le alcanzaron una muda de ropa y zapatos nuevos para se cambie, después de recibir una ducha.

Luego, Martín pasó por el sector de peluquería y decidió recortarse toda su melena que llevaba desde que salió de la cárcel de San Pedro, hace diez días, donde estuvo preso por más de ocho años por estar involucrado en el asesinato de su jefe de pandilla “El Zuñagua”.

El hombre relató que desde muy pequeño vivió en las calles, tras la muerte de sus padres en un accidente de tránsito en la ruta La Paz - Oruro. Aunque un tiempo fue cobijado por sus abuelos maternos quienes le dieron educación hasta quinto grado, pero la indiferencia y maltrato que recibía de parte de sus tíos le obligaron a buscar “un hogar” en las calles de la urbe paceña.

“Mis papás han muerto y me he criado con mis abuelos, pero mis tíos me han botado a la calle. Ellos pensaban que yo les iba a quitar su casa por el cariño que me tenían mis abuelitos. Desde mis ocho años he vivido en la calle, dormía en las tarimas de los mercados, pero ahí también me abusaban. Me quitaban mi plata que ganaba trabajando como voceador”, dijo.

Ante esa situación y ya joven, Martín decidió buscar otro refugio y fue al bosque de Pura Pura, pero en ese sitio se encontró con varios grupos que dominaban el territorio y para facilitar su ingreso, dijo, llevó botellas y latas de alcohol.

“Me han recibido bien, tenía plata y con eso he comprado alcohol. Se estar semanas tomando con el Zuñagua, era el jefe del grupo, pero era un abusivo y maltratador de las chicas. Nos hacía robar y un día nos hemos peleado, ahí con otros le hemos apuñalado y ha muerto. Me arrepiento, era mi amigo. Por eso he entrado a la cárcel. Ahí dormía en un rincón, me hacían lavar los baños, recoger los papeles”, contó.

Martín dijo que hace diez días salió del penal y deambulaba por las calles. Fue ahí que se enteró de la campaña y decidió participar, además de aprovechar para bañarse y cambiar de ropa porque afirma que planea salir de la ciudad por algunas amenazas que recibió de los conocidos de su exjefe de pandilla.

“Ya me han visto los amigos del Zuñagua, ellos me conocen como El Mono y han dicho ya había salido, hay que matarlo, por eso me quiero ir a otro lado. No importa, voy a trabajar de lo que sea porque aquí me pueden matar”, dijo mientras comía la picana que le alcanzaron los voluntarios de El Buen Samaritano.

La campaña

Este 2017, la campaña El Buen Samaritano cumple 15 años de servicio. La actividad solidaria y médica está orientada a personas en situación de calle que son dependientes de la droga, alcohol y clefa.

La médica de la campaña, Jesusa López, comentó que se atendieron a más de 50 personas, entre niños, jóvenes y adultos mayores hasta medio día. Los casos más recurrentes en el área de salud son cirrosis, pulmonía, cistitis, puñaladas profundas, que en algunos casos compromete los órganos internos.

Como cada año, el consultorio que tiene tres camillas y personal especializado recibe con calidez y calidad a los heridos que buscan curar sus dolencias. En algunos casos, los galenos deben derivar, por la gravedad de las heridas, a hospitales de tercer nivel, empero por el paro médico no pudo concretarse, al menos dos casos que se recibieron.

“Hay jóvenes que vienen con cortes profundos en sus cuerpos, y en dos casos estaban infectados, pero por el paro hemos decidido curarlos aquí, inyectarlos para evitar que se siga expandiendo la infección, pero estamos haciendo seguimiento”, dijo López.

La profesional reveló que uno de los retos para los médicos de la campaña es que los pacientes que son atendidos por primera vez en su vida, por especialistas en salud, pierdan el miedo a los “mandiles blancos” y las jeringas.

“Hay casos donde nunca se han atendido con doctores y ahora que están mal tienen miedo, y cuando necesitan ser inyectados es peor, hay que convencerlos con paciencia porque tienen mucho miedo a la jeringa e incluso lloran”, afirmó.

Así como las personas en situación de calle que aún aguardaban ser atendidas, en una larga fila que llegaba hasta la altura de la Terminal de Buses, también había inmigrantes potosinos que tenían la esperanza de recibir ropa y comida.

Muchos indigentes resaltaron la actividad solidaria de la congregación Monte de Oración. Afirmaron que es la única vez que son tratados con dignidad y respeto por los evangélicos, que a su vez, les expresan la palabra de Dios para que cambien su estilo de vida; unos cuantos lo logran, pero la gran mayoría sigue refugiándose en las calles.

mg