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En los recovecos de la ex Zofraco (Zona Franca de Cochabamba), existe un barrio llamado “Fortaleza” que cuenta con su propio cementerio que lleva el mismo nombre, es un camposanto donde, en su mayoría, se entierran cadáveres que son traídos desde distintos puntos del departamento que no tienen un certificado médico de defunción 

La Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) de Cochabamba identificó a este panteón como uno de los lugares donde se entierra cadáveres de forma irregular. Cuerpos que en algunos casos fallecieron en condiciones sospechosas o fueron víctimas de crímenes y no se hace conocer a la Policía para esclarecer las causas y circunstancias del deceso.

“Se trata de un cementerio clandestino, que tengo entendido es administrado por los comunarios del lugar, pero desconozco que requisitos piden o cuánto cuesta un espacio de inhumación. No depende del municipio”, afirmó Benedicto Gonzales, encargado del Cementerio General de Cochabamba.

Alexander Vargas, vocero de la Felcc, precisó que existen casos en los que algunas víctimas de crímenes o muertes sospechosas fueron enterradas en cementerios clandestinos, porque en estos lugares no exigen toda la documentación legal para sepultar cadáveres.

INSEGURIDAD

Para Vargas, el funcionamiento de los cementerios clandestinos arrastra inseguridad ciudadana, porque las inhumaciones se hacen sin control riguroso y se puede estar encubriendo actos delincuenciales.

Además, por ser clandestino, se convierten en espacios de tráfico de restos óseos, negocio rentable para los antisociales.

No existe regulación

En Cochabamba, no existe una norma específica que regule el funcionamiento y control de los cementerios clandestinos instalados en áreas rurales y periurbanas. 

Si bien estos lugares sirven para enterrar a los difuntos de los comunarios, pero es abierto a que cualquier ciudadano pueda enterrar y desenterrar cadáveres. 

También es un peligro para la salud porque el panteón no cuenta con servicios sanitarios.

mg