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Jefferson Tavares es un hombre de fe. Este delantero brasileño de una extensa carrera deportiva en el país comparte su tiempo entre predicar en su iglesia cristiana y su preparación en Blooming, el club al que le toca defender en esta temporada de la División Profesional.

Tavares tiene 32 años y aunque su rol de pastor lo ejerce con un perfil muy bajo es un líder que sabe cautivar con su sacrificio en la cancha, con goles en los partidos, con el trabajo en los entrenamientos y con buenos consejos a sus compañeros.

Esto último lo está haciendo en la academia cruceña, especialmente con las más jóvenes que necesitan de un espaldarazo de los más experimentados y mensajes de aliento para crecer como deportistas.

Tavares jamás suelta la biblia y en las concentraciones del plantel celeste hay momentos que los utiliza para hablar sobre temas espirituales con los que tienen más ascendencia, que no son pocos.

El ariete brasileño en muchas ocasiones ha dicho que está feliz de jugar en Blooming. Era uno de sus sueños desde que llegó a Bolivia en 2015 para defender los colores de Destroyers.

“Me he propuesto marcar 20 goles en esta temporada. Estoy trabajando para eso”, dijo Tavares quien el año pasado anotó 15 en Royal Pari.

Tavarez recordó el gol que le hizo a Oriente en la Copa de Verano y lo destacó porque considera que Blooming demostró que juega con mucha intensidad y que tiene un buen plantel para hacer grandes cosas en este año que comienza.

“Nuestro debut en casa será un partido complicado. Sabemos lo que significa Bolívar, pero tenemos nuestro objetivo, sabemos lo que queremos para quedarnos con los tres puntos”, expresó.

El Deber