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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó este jueves que un eventual ataque de Israel contra Irán "no es inminente", pero que "perfectamente podría suceder". La declaración, lejos de calmar las tensiones en Oriente Medio, parece aceptar como viable una acción militar de gran alcance en una de las regiones más inestables del planeta.

Trump reiteró su postura de que "la situación es simple": Irán no debe poseer un arma nuclear. "Fuera de eso, deseo que tengan éxito, que sean un país extraordinario. Estamos dispuestos a ayudarlos a lograrlo, comerciar con ellos y hacer lo necesario", dijo, condicionando cualquier cooperación al desarme nuclear total, sin reconocer las legítimas demandas de soberanía de Teherán.

Crecen las tensiones en Oriente Medio

Las tensiones en la región se han incrementado bruscamente tras nuevas señales de confrontación entre EE.UU. e Irán, alimentadas por informes sobre un posible ataque israelí a territorio iraní. En respuesta, el Gobierno iraní ha advertido que tomará represalias directas si las negociaciones sobre su programa nuclear fracasan y se le impone un escenario bélico.

"Algunos funcionarios del otro lado amenazan con una guerra si el diálogo no avanza", expresó el ministro de Defensa iraní, Aziz Nasirzadeh. “Si nos fuerzan al conflicto, todas las bases militares estadounidenses en la región estarán en nuestra mira y responderemos sin vacilaciones, incluso en países que las albergan”, advirtió.

El tono de ambas partes —uno que normaliza una ofensiva preventiva, y otro que reacciona con una lógica de defensa ampliada— hace temer un nuevo ciclo de violencia regional, cuya legitimidad y consecuencias humanitarias están ausentes en el discurso oficial.