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César Alva Mendoza es el sujeto más repudiado en todo el Perú pues el horrendo crimen que cometió contra una menor, de apenas 11 años, de iniciales J.M. ha enlutado a todo el país.

Ahora, las investigaciones buscan conocer cómo es que César Alva Mendoza logró convencer a la niña, que salía de sus clases en la comisaría de Canto Rey, en San Juan de Lurigancho, de subirse a su bicicleta.

SEGUÍA LIBRE PESE A DELITOS.
El sujeto ya tenía un modus operandi para abordar a sus víctimas y, posteriormente, abusar de ellas. Sus anteriores ataques demuestran que el sujeto siempre realizaba sus fechorías en San Juan de Lurigancho, el distrito donde vivía, y que, a pesar de ello y estar denunciado, seguía en libertad.

CON ENGAÑOS.

A fin de que las niñas accedan a ir con él a su casa, las engañaba con regalarles un sol o, en última instancia, las amenazaba con objetos punzocortantes.

Sin embargo, en el caso de su última víctima existen dos hipótesis: atropelló a la menor y le ofreció llevarla a un puesto de salud o ya se había ganado su confianza por su constante presencia en los alrededores de la comisaría de Canto Rey, donde algunos dicen -incluido el padre del homicida- era informante o “soplón”.

mg