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Pedro Portugal: "El Gobierno asumió el mecanismo colonial que es la división de la sociedad en dos partes: la indígena y no indígena"

hace 7 año(s)

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Siendo dirigente de los estudiantes de secundaria, Pedro Portugal fue tomado preso en el gobierno de facto de Hugo Banzer. En la cárcel descubrió que unos presos políticos vivían en celdas y se hacían traer la comida con sus empleadas indias y los demás, que eran indios, estaban amontonados y comían el rancho del penal. Su conciencia social despertó ahí. Se hizo indianista, historiador, articulista y escritor. 

Portugal es una voz autorizada en temas indígenas.

¿Bolivia ha avanzado o ha retrocedido en inclusión social?

Creo que si realmente hubiese habido una inclusión, la discriminación hubiese disminuido. La inclusión ha estado fuera de los parámetros deseables y quizás también fuera del deseo del Gobierno.

Por ejemplo, la mujer (que sufrió racismo en un micro) dijo que estaba viviendo en Santa Cruz 30 años y era la primera vez que encontraba este  tono de racismo, porque a una exclusión latente o práctica que siempre se vivió ahora se le añade un antagonismo político, pues hay sectores que se sienten dolidos porque está gobernando Morales y, por tanto, se ponen contra el indígena porque creen que éste apoya al Gobierno.

Este hecho significa que algo ha fallado. Por otro lado, a nivel de inclusión económica  sabemos que muchos indígenas se están empoderando, pero en los sectores marginales y en la economía informal, incluso en el contrabando. Entonces, lo que ha habido quizás es un quiebre, pero que no obedecía a la implantación de nuevos modelos, sino simplemente al resquebrajamiento de lo que había.

¿Qué ha fallado para que no se haya logrado tal inclusión si hay un Gobierno indígena?

Yo creo que el origen del problema está justamente en esta definición de lo que es indígena. Hemos vivido una época en que se ha puesto el acento demasiado en el aspecto identitario, cuando parece ser que en Bolivia  ese aspecto no es de primer orden. Evo Morales ha sido muy sensible a esa identificación, el indígena ha sido catalogado como alguien natural, cósmico, integrado a la naturaleza, reserva moral de la humanidad. Pero, el Gobierno retornó a lo que al principio negaba, o sea, el respeto a la naturaleza se convirtió en extractivismo, la cosmovisión fue encerrada en un cajón y, como se vio que el indio es también modernista,  empezaron las obras como las canchas de césped sintético o los teleféricos. 

¿Usted diría que el proyecto político del MAS ha perjudicado la inclusión de los indígenas?

Sí, porque la inclusión  de las grandes masas se tiene que dar en un contexto de transformación que se identifica con la descolonización. Pero, la descolonización se definió como una cuestión puramente simbólica. En los primeros años del gobierno de Evo Morales se usaba la chuspa, se hacían ceremonias, eran signos externos de lo que se entendía por indígena. Sin embargo,  descolonización significa desmantelar las instituciones que han quedado vigentes en Bolivia desde la colonización española, como los impuestos y la política extractivista. Ahora el Gobierno ya no hace las ceremonias, el amauta que lo posesionó terminó  siendo un narcoamauta. Entonces, el indígena deja que el poder haga lo que quiera con tal de que tenga ciertos réditos. 

¿Entonces ha habido una relación  más prebendal que identitaria con el Gobierno?  

Exactamente. El Gobierno asumió el mecanismo colonial que es la división de la sociedad en dos partes: una parte indígena y una parte no indígena. Los indígenas hacían lo que les daba la gana, pues hay una ausencia de Estado, que viene de este modelo colonial. Tenemos lugares enteros donde la gente hace lo que le da la gana, en la frontera, en las comunidades, en el Chapare. El Estado es ficticio, hay una ausencia de Estado que viene de este modelo colonial.

¿La implantación de un modelo netamente indígena será posible en Bolivia?

No se trata de un modelo netamente indígena, sino se trata del papel que el indígena juega en ese modelo. Lo que desconcierta al Gobierno es que el indígena es modernista y es lo mismo que hubiese desconcertado a Sánchez de Lozada porque esta política vino ya de tiempos del MNR. El indígena, por el contrario, nunca ha tenido la idea de tener su propio modelo, lo que él ha reclamado es el poder, es decir, la participación en el poder.

Donde ha habido el esfuerzo de crear una identidad indígena para dar sustento a su idea de poder ha sido curiosamente en los no indígenas. Aquí ha habido la creación de una identidad nueva de la que el indígena no ha tomado parte. Entonces estamos ante un reto de descolonización que tiene que tomar en consideración la nación boliviana y los derechos de los indígenas, lo que exige un planteamiento político diferente, pero hay que alejar ese planteamiento político de poner como primera condición el tema de la diferencia. El indígena no asumió esa cuestión, el indígena no está enojado con Evo Morales porque ya no hace rituales, el indígena no está enojado porque habría un suspenso en la política culturalista, quienes se enojaron de eso son los criollos, ellos lo ven a Evo Morales como si hubiese retrocedido en planteamientos justos y si el indígena está todavía pendiente de Evo Morales es porque ve en él un acceso a la modernidad, es el indígena el que le pide las canchas de césped sintético, los coliseos cerrados, los edificios, los museos, ese deseo de modernidad es antiguo y es latente en el indígena.

¿Eso quiere decir que Evo Morales todavía goza del apoyo de los indígenas?

Eso quiere decir que Evo Morales, sin querer, ha sintonizado con parte de lo que son los requerimientos indígenas, que son requerimientos concretos, y no  quiméricos, pero eso no implica necesariamente la adhesión del indígena a Evo Morales, porque Evo Morales ha entrado a lo mismo  que han hecho los gobiernos anteriores, que satisfacían las necesidades y los requerimientos del indígena, pero al hacerlo fortificaban ese esquema colonial, en el cual el indígena ve al poder como la fuente de prebenda, que dura mientras el que puede dar prebenda lo satisface y el momento que no puede dar prebenda entonces simplemente en el esquema colonial busca quién pueda ser su reemplazo.

Entonces no hay una adhesión profunda, no es como dirían que por ser indígena, el indígena está en un proyecto indígena. El indígena en la historia boliviana ha sido el sostén y el apoyo de todo gobierno que ha habido, especialmente de aquellos que han iniciado algún quiebre o alguna ruptura.

¿Entonces es el indígena el que tiene que cambiar su aspiración respecto al poder?

El indígena ha sido colonizado y la colonización también envilece, es decir, nos crea malas prácticas, nos saca los malos reflejos, son cosas que hay que eliminar. Ese tipo de reflexión viene si se desarrolla una capacidad propia y se desechan los mitos como el que pone al indígena casi como una persona caída del cielo. Las ideas políticas que había en el movimiento indio de Tupac Katari y el Movimiento Revolucionario Tupac Katari iban en torno a solucionar este problema de la colonización con diversos matices, pero lamentablemente ese impulso se quebró en los  80.



¿Qué piensa del discurso de García Linera a los indígenas?

Álvaro García Linera es quizás la persona que más conoce al indígena dentro del Gobierno, pero  administra el tema de acuerdo a la concepción que tiene en determinado momento. Ahora utiliza su conocimiento para un fin político partidario. Él habla a los indígenas como si hablara a un niño, usando términos metafóricos, que “si el Gobierno se va, el sol se va a acabar, la luna se va a esconder, el cucu va a venir”, él no percibe que los indígenas se dan cuenta que es un discurso infantil y si lo toleran y al final le aplauden es porque lo aplauden como a cualquier político porque va a dar obras.

Lo que podría ser un conocimiento útil para una transformación se ha vuelto una retórica instrumental que pierde su efecto para cualquier posibilidad de transformación.

¿Y cuál es la respuesta de los indígenas frente al discurso de Evo Morales? ¿Hay una identificación? 

Hay la identificación inmediata de que Evo es de origen indígena, pero creer que eso va a condicionar otros asuntos no se ha visto en la realidad. Por ejemplo, Achacachi que se lo ve como el bastión histórico de rebeldía indígena, ahora está contra el Gobierno y, por ende, contra Evo. Hay esa simpatía inmediata que tuvo Evo Morales por su origen, pero ésta es mediatizada después por los resultados que hay (corrupción en Achacachi) y no asegura inmediata y permanentemente la adhesión indígena a la figura como hubiese sido en los inicios.

El Gobierno incluyó a indígenas en la élite política. ¿Qué le faltó hacer entonces?

No se trata de incluir solamente. El Gobierno no ha dado empoderamiento al indígena porque tenía una definición en sentido de que  el buen indígena es un indígena pachamamista, que tenía que dar lecciones morales, funcional, con acceso en las bases, con capacidad de movilizar gente. Esas eran las condiciones para que el indígena pueda estar en la función pública y se ponía en último plano el currículum,  los méritos y la capacidad.

Eso es absurdo sobre todo habiendo una capacidad indígena para poder implantarse. Los indígenas ingresaron en el esquema de Gobierno, pero en los puestos  de relleno o simbólicos. Es simbólico, por ejemplo, que el Canciller siempre sea un indígena, para que salga a hablar del sumaj kamaña y esas cosas. Pura retórica, pero incapaces de dominar el tema de su ministerio. Y lo que tenemos son personas que en realidad no gobiernan.

¿El relegamiento de Choquehuanca habrá sido la última estocada a la corriente indígena?

A una corriente indígena alineada con el pachamamismo porque la capacidad de Choquehuanca, que es una persona que tiene acceso al campo, que conoce los movimientos sociales, fue bastante disminuida por crear una identidad ficticia sobre el indígena, que al final le pasó factura. 

¿Cuál tendrá que ser la relación que se plantee el MAS con los indígenas ahora que se acercan las elecciones?

El Gobierno está ahora lleno de personas  que pertenecían a los partidos tradicionales y que arrastran sus propios intereses. Pensar que va a haber una apertura indígena es bastante difícil, eso se debía haber hecho al principio. Es también deseable que los de la oposición puedan tomar en cuenta la cuestión indígena, a  veces la oposición está más complacida en esa visión mística y utilitaria del indígena.  
 
¿Se puede hablar todavía de lo indígena como una reserva moral y étnica o ya estamos en una etapa franca de mestizaje?

El mestizaje es muy mal recibido en el mundo indígena porque se lo interpreta como una argucia para no cambiar nada. El mestizaje se ha dado en la Colonia porque los españoles vinieron sin sus esposas. Podemos afirmar que no ha habido más mestizaje, los blancos se casan entre ellos,  los indios se casan entre ellos y los mestizos se casan entre ellos. Tenemos la ficción del matrimonio de nuestro Vicepresidente, que se casó también con alguien de su grupo social y de su grupo étnico, en Tiwanacu, mediante una ceremonia que no existe, que fue un invento.

Lo del mestizaje es un invento y cuando el criollo quiere hacer cosas indígenas, mete la pata; como el famoso plato (ají de fideo) que sirvió en su matrimonio nuestro Vicepresidente, que se sirve la gente más pobre en la calle, en los mercados, pero en los matrimonios andinos nadie se atrevería a servir ají de fideo.

¿Cómo califica la apreciación del Vicepresidente sobre   la  clase media decadente?

Me parece de muy mal gusto político denigrar a quienes lo han llevado al poder. Resulta que ahora le incomoda y se estrella con aquello que ha sido el instrumento para crecer y lograr el poder. Me parece un discurso de confrontación, un recurso para preparar contradicciones internas.

¿Cuál sería el objetivo de volver a esta confrontación?

Cuando uno es inestable, cuando no tiene políticas definidas, cuando está permanentemente en la cuerda floja, le interesa que el público se distraiga y qué mejor que hacer pelear al público entre sí. Es una argucia y cree que el indígena va a caer y eso es falso. El indígena no ha tenido en su consideración política ningún prejuicio de tipo racial, quien hace creer que descolonización y pueblo indígena es sinónimo de cuestión racial no entiende nuestra historia ni entiende lo que es el pensamiento profundo indígena. Si hubiese líderes bolivianos criollos que tuviesen una aproximación diferente a ese  indígena, no mítica, no manipuladora, no pachamamista, no sectaria, seguramente los indígenas lo escucharían y estarían lejos los tiempos en los cuales el indígena como oveja se iba globalmente a un lado o al otro. Lo que pasa es que ahorita tanto el Gobierno como la oposición todavía se basan en imágenes, en fantasmas sobre lo indígena.

¿El próximo presidente boliviano si es que no es Evo Morales tiene que ser un indígena? 

No necesariamente. El indio tiene que estar en el poder, pero estar en el poder no significa simplemente ser el presidente, significa facilitar un proceso de empoderamiento, que los indígenas  que tengan capacidad y que lo deseen puedan asumir funciones de poder. La población indígena como cualquier población es altamente pragmática y altamente realista, entonces todo puede suceder.

Lo importante es  dejar atrás los  clichés y paternalismos que más bien mantienen el esquema colonial.///


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