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Sin esta ayuda "no habrá un futuro" para Afganistán, advirtió Martin Griffiths, subsecretario general de la ONU para asuntos humanitarios. Unas 22 millones de personas, más de la mitad de la población afgana, tiene necesidad urgente de ayuda.

El Plan de Respuesta Humanitaria contempla 4.440 millones de dólares (unos 3.877 millones de euros), es el más importante hasta la fecha. Su objetivo es aumentar la entrega de alimentos, atención sanitaria, cobijo de emergencia, acceso a agua e instalaciones de saneamiento, educación y tratamientos contra la desnutrición.

Una medida que Martin Griffiths, subsecretario general de asuntos humanitarios de Naciones Unidas, estimó esencial durante una conferencia de prensa en Ginebra.

“El riesgo de colapso en Afganistán es elevado, 23 millones de afganos sufren desnutrición aguda y si no se toman las medidas necesarias en 2022 podrían morir hasta 131.000 niños menores de cinco años”, advierte la ONU.

Por su parte, Filippo Grandi, jefe del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), dijo que la comunidad internacional debe hacer todo lo posible para evitar una catástrofe en Afganistán, ya que no sólo aumentará el sufrimiento, sino que provocará un mayor desplazamiento de población dentro del país y también al exterior de sus fronteras.

El Alto Comisionado  explicó también que la ayuda de la ONU "crea  un espacio de diálogo con los talibanes que es muy valioso".

"Nuestros colegas en el terreno les hablan todos los días, ciertamente hablan de acceso, de entregas, de necesidades, pero también hablan de las mujeres en el trabajo, de las niñas en las escuelas, de los derechos de las minorías", detalló Grandi.

Griffiths insistió en que los fondos, cuyo monto representa un cuarto del PIB oficial del país, no pasarán por los talibanes, siendo utilizados directamente por unas 160 oenegés y agencias de la ONU que trabajan en el terreno.