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Los comunarios que viven alrededor de la laguna Quenamari la llenaron poco a poco de escombros para construir granjas lecheras, sembrar en las orillas y, además, cortaron los ingresos de agua de los  ríos Rocha y Tamborada que alimentaban el humedal. Todo esto causó que el embalse se seque por completo.

“Los comunarios tienen mucho interés ahí y debe haber loteadores también, ellos amplían sus cultivos y sus granjas lecheras. La desaparición de la laguna ha sido progresiva”, indicó la secretaria de la Madre Tierra de la Gobernación, Soledad Delgadillo.

Quemari está ubicada en el Distrito 9, en la Comuna Itocta, de  Cercado. Ahora que el humedal está completamente seco, la secretaria de Madre Tierra solicitará un informe a la Alcaldía acerca de las acciones que asumió para proteger el área.

“Es responsabilidad del municipio, hace dos años estaban diseñando un plan de manejo y a estas alturas ya deberían estar implementándolo”, explicó Delgadillo.

El vaso de agua tenía más de 50 años y ocupaba cerca de tres kilómetros, pero este espacio fue avasallado poco a poco hasta reducirlo a su tercera parte.

En 2015, cuatro universidades e instituciones presentaron a la Alcaldía un proyecto de ley para declarar “área protegida la laguna Pampa-Albarrancho y la serranía de Quenamari”, este nunca fue aprobado.

Los comunarios de la zona justificaron el nivelado indicando que ese lugar no era laguna y que tienen derecho propietario.

El director de Medio Ambiente de la Alcaldía, Elvis Gutiérrez , explicó que esta versión era cierta, pero que los dueños estarían dispuestos a ceder predios para que se conserve como laguna.

El funcionario justificó la falta de acciones de protección al área indicando que no se conocía los límites del embalse.

“Siempre hubo agricultores alrededor, pero éste es un predio municipal, estatal y la Alcaldía tiene la obligación de cuidarla”, explicó Delgadillo.

Empero, los agricultores se convirtieron en la principal amenaza para la laguna, debido a que la han rellenado para instalar granjas lecheras o cultivar.

En 2005, los pobladores retuvieron a investigadores de la Unidad de Limnología y Recursos Acuáticos (ULRA) de la UMSS, que estudiaban y monitoreaban el agua de la laguna, por lo que la institución dejó de hacer este trabajo.

Se presume que estas personas interesadas en la tierra causaron también en noviembre de 2014 el incendio de cuatro hectáreas y otros dos en junio 2016.

Además del embalse, la serranía del lado noroeste de Quenamari que tenía bases de qollcas (silos de maíz) incaicas también fue loteada, a pesar de ser declarada patrimonio arqueológico nacional por la Ley Nº 3479 del 2006.

El delegado del Foro Cochabambino de Medio Ambiente (Focomade), Jhon Zambrana,  lamentó que el municipio no haya protegido este lugar.

“La Alcaldía parecería que fuera cómplice para la pérdida de esta laguna, porque no ha tomado ninguna acción de protección de Quenamari”, dijo.

En la encuesta realizada en la página web de Los Tiempos, el 89 por ciento de los participantes consideró que la situación crítica de la laguna se debe a la falta de acciones de las autoridades. En los comentarios del Facebook del periódico, la población lamentó la muerte de la laguna.

PÉRDIDA DE LA BIODIVERSIDAD

El biólogo investigador José Antonio Balderrama explicó que ante  la desaparición de la laguna las consecuencias directas serán la perdida de humedad, de biodiversidad, mayor contaminación y problemas de salud.

Detalló que las casas construidas en el cerro no tienen alcantarillado y los pobladores botan basura y desechos domésticos a lo  que antes era la laguna. “Con menor humedad hay más polvo por la pérdida de árboles y humedad, habrá más problemas respiratorios”, dijo.

Al embalse llegaban hasta 132 especies de aves, pero registraba un promedio de 42 de forma constante. Algunas sólo fueron observadas en esta área como el búho de orejas cortas (Asio flameus), charlatán (Dolichonyx oryzivorus), gavilán mixto (Parabuteo unicinctus) y el tojte (Theristicus caudatus), informó Balderrama.  

Quenamari era considerada la laguna de mayor diversidad del departamento y “probablemente” de Bolivia.

En general, la abundancia de las aves acuáticas era bastante alta, especialmente en la época de migración boreal cuando arriban muchas especies del norte del continente, hasta 10.000 aves.

Ante la gran cantidad de especies, los visitantes y comunarios llegaron a cazarlas.

Balderrama explicó que con la sequía de la laguna las aves se vieron obligadas a migrar a otro lugar. “Ellas debieron buscar otro lugar donde pueden habitar”, argumentó.

vc