Maestros y estudiantes de escuelas de El Alto se dan modos para volver a las aulas
Por los problemas de internet y la falta de condiciones para la aplicación de la educación a distancia, padres de familia y profesores de varios colegios determinaron retornar a clases de forma semipresencial.
Ni bien ingresó a su escuela Playa Verde de la ciudad de El Alto, los ojos de José, un niño de ocho años, brillaron de alegría. “Hoy me toca clases, pero no hay nadie”, dijo al ver que el patio de su colegio se encontraba vacío. De pronto apareció uno de sus compañeros y comentó: “Pero son las 8:00, entramos a las 8:30”. Y mientras esperaban a sus maestros, los pequeños se pusieron a jugar.
Poco a poco, los estudiantes y los padres llegaron al colegio. Muchos de los niños vestían ropa de diario, muy pocos usaban el uniforme escolar. Sólo algunos llevaban trajes de bioseguridad. Casi todos usaban barbijos, además de un dispensador de alcohol para protegerse del coronavirus.
Al igual que en Playa Verde, en muchos colegios de El Alto, maestros y estudiantes volvieron a las aulas por falta de condiciones para la educación a distancia o virtual. Según el magisterio de esa urbe, de 800 colegios, el 30% de los establecimientos ya pasan clases semipresenciales.
Con todos esos implementos de bioseguridad, los estudiantes y los maestros desafían el coronavirus y se dan modos para volver a las aulas. Todos coincidieron en que no cuentan con los suficientes recursos para pasar clases a distancia.
Volver al colegio representa una gran alegría para muchos de los niños. “Casi todo el año pasado no pasamos clases. Ahora -por lo menos- venimos día por medio”, dijo uno de los pequeños.
El 12 de marzo del año 2020, dos días después de la confirmación de los dos primeros casos de la Covid-19 en Bolivia, el gobierno de defacto de Jeanine Añez instruyó el cierre de las unidades educativas para evitar la propagación del virus y se optó por clases virtuales. Cuatro meses después, el 1 de agosto, el Ejecutivo decidió clausurar la gestión escolar porque no había condiciones para seguir con las clases virtuales.
Este año, el ministro de Educación, Adrián Quelca, informó que las clases se iniciarían en tres modalidades: presencial, semipresenciale y a distancia. El último formato se aplicaría en todas las ciudades capitales. Pero, en El Alto, muchos padres de familia no quieren optar por las clases a distancia porque indican qu para avanzar,“ni los textos llegaron” además aseguraron que no existen condiciones.
De acuerdo con Rosario, una madre de familia, la junta de padres de familia se reunió y decidió que los más de 150 estudiantes desde primero de inicial hasta sexto de primaria deben volver a las clases semipresenciales porque no pueden perjudicarse más tiempo.
La presidenta de la junta escolar de padres de familia, Leonarda Valencia, contó que en esa asamblea participaron la dirección y los maestros.
“No queríamos porque los índices de la pandemia eran muy altos, pero los papás nos indicaron que si no aceptábamos, podíamos irnos. Así que no tuvimos otra opción”, dijo un maestro. El educador explicó que los profesores exigieron el cumplimiento de las medidas de bioseguridad. “Aunque muchos aceptaron, otros no creen que exista el virus”, sostuvo.
Una de las mamás argumentó que los papás tomaron esa decisión porque el año pasado fue un año perdido. “De qué sirve que pasen de curso, si los estudiantes no aprenden”, aseguró.
“Mi hijo se perjudicó mucho por la clausura del año escolar. Él pasó a segundo de primaria, no sabía leer bien. Y como el año pasado no pasó clases, no aprendió nada, por eso este año pedimos que las clases sean semipresenciales. Ahora mi hijo ya está en tercero y no lee bien”, dijo la mujer .
Aseguró que el retorno a las aulas de sus niños es también una oportunidad de recuperar algo del tiempo perdido. “Así aprenden algo”, explicó.
De acuerdo con Valencia, otra de las razones de la vuelta a clases es la falta de dispositivos e internet para la enseñanza virtual o a distancia.
“En este lado del (Distrito 7 de la urbe alteña), varios niños no tienen celulares o computadoras para pasar clases virtuales. Una madre de familia tiene cuatro o cinco hijos y no puede comprar para cada uno; por eso, en la asamblea decidimos que se pasen las clases semipresenciales”, justificó.
La representante de los padres de familia aseguró que los cursos a distancia “son muy complicados” porque la unidad educativa es de primaria y los estudiantes no manejan bien un celular o una computadora. Además, en muchos casos, los papás no pueden manipular los equipos tecnológicos. “A veces con suerte tienen celular con teclado”, dijo.
Valencia indicó que muchos padres no tienen dinero para pagar los megas de internet. “Eso es caro”, resaltó.
Pese a los riesgos de contagios, los papás decidieron arriesgar y enviar a sus niños al colegio. “Ni modo, no podemos esperar que pase la enfermedad porque nuestros hijos se están perjudicando. Tienen que aprender”, insistió.
El director interino de la unidad educativa Playa Verde, Javier Zuleta, aseguró que luego de ese acuerdo en la asamblea, optaron porque los niños vayan con barbijos y con alcohol en gel para mantener limpias las manos. “La mayoría está cumpliendo con la determinación”, dijo.
Página Siete visitó este colegio y vio que muchos de los niños usaban barbijo, unos tenían mascarillas de tela y otros, las quirúrgicas. Pero muchos de los pequeños las usaban desgastadas. Algunos no usaban barbijos. “Me he olvidado”, dijo un niño.
Muchos de los pequeños no usaban los dispensadores de alcohol. “No quiero que se gaste mi alcohol. Mi papá me dijo que no gaste mucho”, aseguró una estudiante.
Zuleta explicó que los maestros se encargan de la nivelación de la formación de los niños, en especial de los de sexto de primaria. Indicó que existe un retraso en lectura y escritura. Por eso, él decidió dar a ese curso clases de poesía y lectura comprensiva.
Aseguró que en esa clase todos los niños llegan puntuales y “están entusiasmados”. Los estudiantes se acomodan en un aula que no cuenta con mucho espacio y por eso no pueden guardar los dos metros de distancia social.
En el quinto de primaria hay un poco más de espacio, por eso la maestra decidió intercalar a sus estudiantes en los pupitres. Ahí se cuenta con una botella de alcohol para desinfectar las manos de sus estudiantes antes de usar el marcador y pasar a la pizarra.
En el patio, los estudiantes de tercero de primaria pasaban educación física y seguían al pie de la letra las instrucciones del maestro. Aunque los niños se quejaban por el barbijo, aseguraron que están dispuestos a cualquier sacrificio por pasar clases.
Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en América Latina y El Caribe, el 60% de los niños se quedaron sin clases por la pandemia y Bolivia es uno de los países más afectados, por eso se solicitó que de forma segura los niños retornen a las aulas.
En el colegio, las condiciones de bioseguridad son mínimas porque las cuatro piletas para el lavado de manos no funcionan, además el fumigador de zapatos no se usa. Sin embargo, el entusiasmo de los niños y los maestros puede más que el virus.
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