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La doctora Flora Guzmán que atendió de emergencia al argentino Facundo Molares, quien fue herido durante los conflictos en noviembre de 2019, pide a las autoridades que le devuelvan su trabajo.

La profesional en salud trabajaba en el hospital Alfonso Gumucio de Montero. Relató que no conocía la identidad de Molares antes de atenderlo.

Facundo tiene 45 años y es el fotoperiodista argentino, militante revolucionario, que la dictadura que derrocó a Evo Morales mantuvo cautivo como chivo expiatorio, acusándolo de ser parte de un plan terrorista del ex presidente Evo, en coordinación con las FARC, Cuba, y Venezuela. Si bien el guion de los golpistas careccia de originalidad alguna, alcanzo para poner en serio riesgo la vida de Molares.

Luego del golpe de Estado, durante las extendidas jornadas de protesta, se produjeron enfrentamientos en el puente de Monteros, cerca de Santa Cruz, entre grupos paramilitares, y los movimientos sociales. Facundo estuvo cubriendo esos episodios. Días después se descompuso, un grupo de compañeros lo llevó al Hospital Japonés de Santa Cruz de la Sierra el 11 de noviembre, y allí comenzó su calvario. Primero quedó en coma inducido. Luego, cuando su padre, un juez chubutense, llegó a buscarlo, completaron la identificación y su pasado como integrante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia sirvió como excusa para armarle una causa por homicidio y terrorismo, involucrándolo en los hechos de Montero.

La doctora y sus hijos fueron enviados a la cárcel tan sólo por auxiliar al argentino que requería atención médica.