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Está ubicado a los pies de una de las reservas más importantes de Cochabamba, el Parque Nacional Tunari, y colindante con la ciudad capital del departamento, Cercado. Su condición natural: atravesada por corrientes naturales de agua y cubierta de diferentes especies naturales.

Sus recursos básicos: agua durante las 24 horas del día y una avenida asfaltada que conecta con la urbe. Esas son solo algunas de las características que convirtieron a Tiquipaya en uno de los territorios del Eje Metropolitano más cotizado dentro el rubro inmobiliario. No obstante, tras la mazamorra del pasado 6 de febrero, la situación se revirtió en algunos sectores, principalmente, en los distritos 5 y 6.

En esos puntos de Tiquipaya, el metro cuadrado de tierra se cotizaba entre 250 y 300 dólares antes del aluvión. Ahora, su valor comercial apenas alcanza los 50 dólares, de acuerdo con la arquitecta y especialista en avalúos Adriana Rueda.

Expertos en bienes raíces confirmaron que se debe a que, tras la catástrofe que azotó a ese municipio, la oferta de bienes inmuebles incrementó, pero la demanda redujo.

Prueba de lo primero (la excesiva oferta) es el notable incremento de anuncios de “casa en venta” o “lote a buen precio” en las zonas afectadas, en los medios impresos y en las redes sociales, especialmente Facebook. 

Haciendo un recorrido por Juventud Chilimarca, este medio de comunicación encontró barrios en los que había hasta tres anuncios de venta en una sola cuadra.

“(Los damnificados) no quieren pasar más traumas”, indicó un agente inmobiliario respecto a la “venta compulsiva que se registra en ciertos distritos de Tiquipaya”.En su criterio, es “una medida desesperada de la gente (afectada)”, y lamentó comunicar que “lo más probable es que no puedan comercializar (sus propiedades)”.

Y es que el temor por que el fenómeno natural se repita no solo lo sienten los afectados, sino también algunos vecinos de barrios cercanos que piensan que “es mejor (vender) ahora o nunca”.

Un vecino de Juventud Chilimarca contó que, desde que ocurrió el desastre, envió a sus tres hijos y a su esposa a la casa de un familiar que vive en otro municipio, con el objetivo de mantenerlos a buen recaudo. “Solo yo me estoy quedando a dormir en mi casa, para cuidar algunas cosas que quedan. No quiero poner en riesgo sus vidas”.

Añadió que aguarda qué determinación asumirá la Alcaldía de Tiquipaya respecto a sus propiedades. “Quizá declaren mi casa irregular y no vamos a poder vender”.

El año pasado, un lote de un poco más de 300 metros cuadrados se comercializaba en 72 mil dólares en Juventud Chilimarca, ahora está hasta en 25 mil.

De acuerdo con agentes de bienes raíces, hay la posibilidad de que los precios se estabilicen en seis o siete meses, período en el que “la gente (compradora) se olvidará de lo que ha sucedido”.

La arquitecta Rueda consideró que, como los fenómenos naturales son impredecibles, quizá la susceptibilidad permanezca en la población.|///