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Navajas acusado por caso Respiradores con sobreprecio, continúa trabajando en su clínica

La responsabilidad penal de Navajas recae por hacer efectivo el proceso de contratación que estuvo direccionado, sin tener ningún tipo de respaldo técnico. 

hace 4 año(s)

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El principal acusado por el caso de la millonaria corrupción en la compra de respiradores españoles, Marcelo Navajas, exministro de Salud de la gestión de Jeanine Áñez, continúa trabajando en su clínica privada, pese a tener detención domiciliaria.

Esta información fue proporcionada por el decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Javier Tapia, quien fue atendido personalmente por Navajas en la Clínica Virgen de la Asunción.

“Ayer, 22 de julio, en la clínica Asunción, a la cabeza del doctor Marcelo Navajas, a partir del mediodía se me practicó los exámenes correspondientes y una tomografía que confirmó COVID-19 (…). Lástima que no pudo habilitarme una habitación porque su clínica (de Navajas) estaba completa”, señala el Decano en un audio compartido por redes sociales.

El exministro fue encarcelado preventivamente en mayo pasado, luego de la compra con sobreprecio de 170 respiradores españoles. Se cambió su figura a detención domiciliaria, a cumplirse en la clínica de su propiedad, donde fue internado debido a su supuesto mal estado de salud.



La responsabilidad penal de Navajas recae por hacer efectivo el proceso de contratación que estuvo direccionado, sin tener ningún tipo de respaldo técnico. 

Según la investigación realizada por el Ministerio Público, la empresa fabricante de los 170 respiradores GPA Innova vendió los equipos en 6.600 euros (7.400 dólares), pero Navajas presentó la factura que señala 28.080 dólares por cada equipo.

Dicha contratación fue direccionada, porque incluso antes de iniciar el proceso de adquisición en Bolivia ya se había anticipado el pago de 250 mil dólares para reservar los ventiladores.

El gobierno interino de Jeanine Áñez pagó el 50% de un total de 4,7 millones de dólares por los equipos sanitarios, lo que implica un precio cuatro veces superior al del valor al que se comercializan en el mercado; los mismos que actualmente se encuentran en desuso por la falta de un software que la empresa española se niega a entregar hasta que se le pague el total de la compra.


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