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Las autoridades buscan a un párroco del municipio de San Matías que fue acusado de violación; la Iglesia decidió suspenderlo de las labores sacerdotales y manifestó su predisposición para colaborar con las autoridades judiciales en este nuevo escándalo que afecta a la imagen de la institución religiosa.

“Está suspendido por completo del ministerio sacerdotal. La Diócesis está colaborando con los requerimientos fiscales. Estamos profundamente apenados por este nuevo escándalo y antitestimonio que afecta a nuestra Iglesia”, informó el obispo de la diócesis de San Ignacio de Velasco, Robert Flock.

Las declaraciones surgen, luego de que la Policía y la Fiscalía de Santa Cruz informaran sobre un caso de supuesta violación en el que fue acusado el párroco de ese municipio, Erick  P. F., contra un hombre en estado de ebriedad.

El fiscal departamental de Santa Cruz, Roger Mariaca, indicó que actualmente el sacerdote se encuentra prófugo y que a la fecha se están realizando allanamientos para dar con el sindicado. 

“Han sido muy fructíferos los allanamientos, ya que se encontraron evidencias que serán procesadas por el ITCUP y el IDIF”, dijo Mariaca.

El Ministerio Público busca conocer si existen más víctimas; por ello, se realizaron allanamientos en la provincia Ángel Sandoval, San Matías e incluso en lugares aledaños. Además, activó varios mecanismos, entre ellos la alerta migratoria, para lograr la aprehensión del religioso.

Flock indicó que el párroco le contó hace unos días que había perdido su celular -donde tenía unos videos sosteniendo relaciones sexuales con su pareja- y alguien encontró el dispositivo. Desde el 3 de noviembre, esta persona comenzó a chantajear y amenazar al sacerdote con difundir las imágenes.

“Como obispo, le envié (al párroco) a la policía de San Ignacio de Velasco para denunciar el chantaje y la invasión de su privacidad, pero no aceptaron recepcionar la denuncia”, dijo el obispo de la diócesis de San Ignacio de Velasco.

Poco después, el 6 de noviembre, se difundieron los vídeos en los medios de comunicación y ese mismo día ambos -tanto el sacerdote como la otra persona implicada- tomaron contacto con el obispo para confesar que eran pareja, que no había ninguna violación, que tenían una relación de hace años y que “esa noche tomaron mucho alcohol”.

Este es un nuevo caso de presunta violación donde está implicado un religioso, tras ocho meses de registrarse las denuncias de pederastia entre los años 70 y 80 en el colegio Juan XXIII de Cochabamba.