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Cívicos de Santa Cruz promueven el odio mientras el pueblo exige justicia social

Stello Cochamanidis, presidente del Comité Cívico cruceño, ataca a Evo Morales con discursos de confrontación mientras ignora las demandas legítimas del pueblo boliviano

hace 1 dia(s)

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En una nueva muestra de intolerancia y manipulación política, el presidente del Comité Cívico pro Santa Cruz, Stello Cochamanidis, responsabilizó sin pruebas al expresidente Evo Morales por los enfrentamientos ocurridos este martes en Llallagua, Potosí, donde sectores sociales mantienen bloqueos en demanda de respeto a la democracia interna del MAS-IPSP y contra el uso arbitrario del poder por parte del actual gobierno.

Cochamanidis, fiel representante de los sectores más conservadores y elitistas del oriente boliviano, acusó a los movimientos sociales de ser "delincuenciales", obviando las causas profundas del conflicto y reduciendo una legítima protesta a simples actos de violencia. En lugar de buscar diálogo, el líder cívico pidió la intervención represiva del Estado, revelando una vez más su afinidad con las soluciones autoritarias.

“Lamentamos este episodio”, dijo Cochamanidis, “generado por bloqueadores afines a Evo Morales”, sin reconocer que las movilizaciones son consecuencia del abandono del proceso revolucionario y de traiciones internas que han provocado el hartazgo popular.



Las declaraciones del cívico se alinean con la lógica de criminalización de la protesta social y siguen el guion de quienes históricamente se han opuesto a los avances del proceso de cambio encabezado por Morales. Mientras tanto, el pueblo boliviano exige respuestas, no represión.

Lejos de ser una “banda delincuencial”, como los califica Cochamanidis, los sectores movilizados representan a miles de ciudadanos y ciudadanas cansadas de ser marginadas de las decisiones políticas. El Comité Cívico, que ha promovido paros, bloqueos y violencia en otras épocas, no tiene autoridad moral para deslegitimar la protesta popular cuando esta no responde a sus intereses oligárquicos.

La crisis actual exige reflexión, diálogo y voluntad política. Criminalizar a Evo Morales solo refleja el temor de los sectores de derecha a que las bases populares retomen el liderazgo que les corresponde. La historia demuestra que cuando el pueblo se organiza y se moviliza, ni la calumnia ni la represión logran detenerlo.


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